La instrucción diferenciada en el aula siempre ha sido parte de la educación pública estadounidense, pero el énfasis actual en personalizar cada lección para cada estudiante puede abrumar a los maestros. Sin embargo, existen enfoques de mejores prácticas para diferenciar la enseñanza que permiten a los educadores brindar experiencias de aprendizaje personalizadas a los estudiantes sin crear una carga inmanejable para los maestros. Aquí están las tres consideraciones principales para hacer una diferenciación en el aula adecuada.
1. Redefiniendo la «diferenciación»
Con demasiada frecuencia se anima a los educadores a implementar un enfoque personalizado para cada estudiante en lugar de reconocer los beneficios que los grupos de estudiantes pueden beneficiarse de cambios de programas similares. Los maestros pueden adoptar un enfoque manejable para la diferenciación en el aula identificando grupos de necesidades de los estudiantes y luego clasificando las formas más beneficiosas de diferenciar la instrucción para esos grupos. El objetivo es comprender qué funcionará para la mayoría de los estudiantes, al tiempo que crea un punto de entrada o una ruta para el aprendizaje individual de los estudiantes.
Al diseñar estos puntos de entrada, los profesores pueden agrupar a los estudiantes según los tipos de necesidades que puedan tener.